Citrino; una piedra de luz, alegría y prosperidad
Diversas culturas, sin conexión directa entre sí, han visto en el citrino un símbolo de vitalidad, sol y alegría. Hoy trataremos sobre esta piedra de amarillo singular. Sus características, su mitología, sus usos en gemoterapia y las características energéticas del citrino, un cristal lleno de luz, alegría y símbolo de prosperidad.
Características fisicoquímicas del citrino
El nombre “citrino” deriva del francés “citron» (limón) por su color amarillo. Su color puede variar del amarillo pálido al anaranjado y se debe al hierro (Fe3+).
Es un cristal de la familia del cuarzo y tiene una dureza de 7 en la escala de Mohs.
El citrino natural es relativamente raro y en la actualidad se suele obtener calentando la amatista, su “prima” de color violeta que es mucho más corriente. Debido a ese tratamiento, el citrino ha pasado a ser bastante común.
Leyendas y curiosidades sobre el citrino
Muchas culturas a lo largo del tiempo y por todo el mundo han asociado esta piedra con el sol, la prosperidad y la felicidad.
El citrino a lo largo del mundo y la historia
En la Antigua Grecia (500 a.C. – 400 d.C.), se creía que el citrino era un regalo de Apolo, dios del sol y la inspiración. Y si seguís leyendo, conoceréis más esta leyenda mitológica.
Los romanos también lo apreciaban y lo tallaban en anillos y sellos, asociándolo con Mercurio o Hermes en la mitología griega, dios del comercio y la elocuencia. Creían que llevar citrino ayudaba a mantener la mente ágil y las palabras llenas de luz.
Para los celtas, en el otro extremo del continente, el citrino era considerado un fragmento del sol atrapado en la Tierra. Se usaba en rituales para invocar la felicidad y la abundancia, y se pensaba que los druidas lo empleaban en magia para iluminar el camino de los viajeros perdidos.
En la Edad Media, los alquimistas llamaban al citrino la piedra de la transmutación, creyendo que tenía el poder de convertir la tristeza en alegría y la pobreza en riqueza. También era popular entre los comerciantes como amuleto de buena suerte.
En algunas culturas indígenas en América del Sur también asociaban las piedras amarillas con el sol y la fertilidad y se usaban para atraer cosechas prósperas y proteger contra la melancolía.
La leyenda de Apolo y el CItrino
Apolo, dios del sol, la música y la armonía
De entre todas las historias que hay sobre esta piedra de luz, hoy me quedo con la historia mitológica de Apolo y el Citrino.
Apolo era hijo de Zeus y Leto, y hermano gemelo de Artemisa. Desde su nacimiento ya era un ser excepcional: apenas nacido, se alzó para reclamar su lugar como protector de la humanidad, portador de la luz y símbolo del orden cósmico.
Era considerado el dios del Sol tras asumir el rol que originalmente tenía Helios, se la música, la poesía y las artes, de la curación, la profecía y la verdad y también de la alegría espiritual, la belleza y la juventud.

Apolo y la alegría solar
Apolo guiaba su carro de fuego tirado por caballos alados a través del cielo cada día, trayendo la luz del sol al mundo. Su presencia era símbolo de claridad, inspiración y renovación, y donde él llegaba, las sombras se desvanecían.
La leyenda de Apolo y la Piedra del Sol
Se cuenta que, en los albores del mundo, cuando los dioses aún caminaban entre los hombres, hubo un invierno tan largo y oscuro que incluso los ríos dejaron de cantar. Las personas, acostumbradas al calor del sol, se volvieron silenciosas, apagadas, con los corazones pesados. No bailaban, no cantaban, y los templos quedaron vacíos de risas y oraciones.
Desde el alto Olimpo, Apolo, dios del Sol, contemplaba con tristeza aquel panorama. Su luz aún cruzaba el cielo cada día, pero no lograba atravesar las nubes del alma que cubrían a los humanos. Entonces, al ver su música desvanecida en la tierra, decidió actuar.
Bajó a su jardín dorado, un lugar secreto donde el sol nunca se apagaba y donde florecían las piedras que habían nacido de su aliento: cristales de un amarillo cálido y vibrante, como pequeños fragmentos de su esencia. Allí eligió una de esas gemas —la más pura, brillante y cálida— y la infundió con su propia energía.
La envolvió en una melodía compuesta por él mismo, una música que sólo las almas sensibles podían oír cuando la piedra tocaba su piel.
Luego, envió a su cuervo solar, de alas negras y ojos de fuego, a llevar esa piedra a la Tierra. El cuervo voló sobre los valles dormidos y dejó caer la piedra sobre el altar de una anciana sabia, la única que aún miraba al cielo cada amanecer con esperanza.
La mujer tomó la piedra entre sus manos y sintió el calor del sol aunque la nieve cubriera su techo. Al instante, su corazón se aligeró. Sonrió. Cantó.
La piedra, que luego sería llamada citrino, fue compartida de aldea en aldea. Quien la sostenía, recordaba la luz del verano. Sus pensamientos se iluminaban, sus emociones se aclaraban, y renacía el deseo de vivir, de crear, de amar.
Desde entonces, los sabios decían que el citrino era “el regalo del dios Sol, Apolo, para que la alegría nunca se olvide del corazón humano”.
Qué bonita, no?
¿Y os parece coincidencia? Desde los antiguos griegos y romanos hasta los pueblos celtas y culturas indígenas americanas, vieron en esta piedra un símbolo del sol, la vitalidad y la alegría. ¿No resulta fascinante observar cómo, a lo largo del tiempo y sin conexión directa entre ellas, diversas culturas del mundo han valorado el citrino por su color y energía luminosa?. Parece como si una intuición universal hubiera llevado a distintos pueblos a ver la profunda conexión entre la luz dorada del citrino y la calidez emocional que despierta en el alma humana.
Un Saludo y hasta el mes que viene!

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Raquel Pérez
Directora de Gemas Dana
Fotografias:
- Imagen de Akerraren Adarrak en Pixabay
2 comentarios sobre “Características energéticas del CITRINO.”